jueves, 4 de octubre de 2007

UNA TORTA EN LA CARA



...hace poco solicitaron mi colaboración para escribir un artículo en una revista para amas de casa (PETRA, LA GOURMET). No se me ocurrió mejor idea que enviar la segunda parte -con aire a parte inconclusa de una primera- de un artículo inédito que no llegué a publicar en este blog, el cual dedique a un conocido emporio pastelero, de seguro ya conocido por Ustedes ...y dice así:



UNA TORTA EN LA CARA


De haber vivido y sobrellevado una experiencia similar en Paris, de seguro que hubiere exclamado: ¡ une galette dans le visage!....menos mal que para mi suerte no estuve en París, y claro, es bueno saber que esas cosas no suelen ocurrir, ni suceder, en París….

De pequeño me he considerado un dulzero empedernido, amante conspicuo y advenedizo de una diversidad de postres. Reconozco en lo personal que suelo ser un sutil mazamorrero, un admirador subsecuente del arroz con leche y un visitador ocasional y a la vez ligero de los sabores comunes, abundantes y silvestres de la gelatina….no obstante, cuando se trata de algo emblemático como las tortas y sus variantes, suelo dejar la sutileza, hago a un lado la subsecuencia y dejo de ser ligero para mutar en una personalidad más exigente y entendiblemente detallista a la hora de saborear y encontrar comprensión al sabor y a la calidad de una torta…aunque muchas veces, no solo basta conformarse y satisfacerse con la degustación …...

Semanas atrás dedique en mi blog, algunas líneas no muy cristianas ni de convento, a un muy conocido y bien posicionado emporio y negocio tortero (no mal interpreten, pues en dicho sitio venden tortas). Resulta obvio y por demás decirlo, que este post equivale a la segunda parte de aquella primera parte, y aunque dicen que las segundas partes no son buenas esta de seguro que lo es…al menos para dejar un consejo.

Partiendo de fojas cero, debo agregar una vez más que la dulzura y exquisitez de los postres y manjares de Tortas Vlady no se prestan a mayor discusión. Sus sabores, presencia e imagen son el mejor respaldo a semejante emporio. Probar un mouse de chocolate, un suspiro a la limeña o un merengado de guanábana invita a expresarse en los mejores términos de los maestros pasteleros que se encuentran atrás de semejantes delicias.

Entonces, dónde es que encaja la exclamación: ¡une galette dans le visage! Pues sencilla y definitivamente en la atención. Desordenada, automática, esforzada y nuevamente desordenada. Y es que la atención en horas de mayor tráfico en dicho emporio equivale a un verdadero tortazo en la cara. Dentro de tanto glamour postrero solo comparable a la dulzura de los apetecibles pezones de Venus, su desatención o falta debida de la atención o falta de una estrategia de la atención, sencillamente decepciona y por supuesto desencanta.

Amigas, hoy pretendo ser constructor y sugerente. Me pregunto: cuál debería ser el verdadero negocio de aquel espacio o esquina de la dulzura, me parece que no solo debería de ser el grabar con unos cuantos soles la venta de sus exquisiteces sino ir mucho más allá y a modo de consejo lo expongo: tal vez deberían esforzarse en atender mejor al cliente que apuesta vivir una experiencia en dicho negocio para degustar la singularidad de sus tortas y postres.

No creo estar en París. Estoy en Perú. Y estoy totalmente seguro de no estarme equivocando. Si al sabor y la calidad le agregas una buena atención siempre abra un motivo para regresar……sino tal vez alguien termine imitando lo rescatable de este artículo.

Hasta más luego.

Escrito por: Valerio Causticis.