viernes, 31 de agosto de 2007

VLADY ó VLADIMIRO….la dulzura convertida en amargura



…mmm…que exquisitez…que dulzura…que imagen…que perfil…que presencia…basta verlos solamente para motivar aquella sensación mórbida e involuntariamente esquizoide que te desliza fluidos en la boca y sensibiliza tú paladar…y es que así se exhibe por si sola la exquisita y bien nombrada repostería comercial de VLADY…..sus dulces, tortas y postres parecen salidas de la mano de un experto pastelero querubín…manjar de manjares dirían algunos..…delicias salidas del paraíso dirían otros……

…pero bien sabemos que el cielo y el infierno están aquí…aquí mismo en la tierra….lo dulce, lo amargo, lo ácido, lo feo, lo rico..etc..etc….y demás está precisar que la perfección hecha dulzura no existe por más que nos dediquemos a alcanzarla…..

…por favor!...no quisiera que estas primeras líneas delaten un falso punto de vista, pues no es mi intención zarandear algún mal gusto o sabor en las tortas y/o los postres de VLADY …no es mi intención decir que sufrí algún efecto flatulento desagradable después de probar un exquisito merengado de Guanábana, pues no lo sufrí….tampoco es mi intención decirles que soy un asiduo concurrente que degusta las bondades de su repostería para satisfacer únicamente los efectos clínicos del Diabetes, pues Diabético tampoco soy…el tema de hoy no va por ahí….pues me reafirmo: sus tortas y postres son verdaderamente singulares y agradables al paladar.

Lo que no resulta exquisito y agradable ... lo que te quita el apetito .... lo que verdaderamente te decepciona de semejante emporio…es sencillamente su atención…sí…así como lo leen: su atención !...deficiente, pobre y tristemente innovadora…motivadora de un desorden plazero y gamarrezco diría yo…

Increíble....y lamentable... en un local que sin ser un plaza y sin estar precisamente en Gamarra se venda una imagen propia del caos y desorden de un día dominguero, desorden que nace precisamente en la administración y termina en los pies de aquellas simpáticas, bien parecidas y esforzadas damiselas y aprendices de azafatas, que dentro de aquel desorden tratan de poner en practica todo lo que la experiencia en dicho sitio les haya podido brindar…y vaya que por momentos dan ganas de lanzarles un salvavidas: verlas, es como imaginar un cúmulo de lindos patitos tratando de nadar en pleno caudal asesino del Río Rímac.

Ir a degustar una torta o un postre de VLADY en el local de VLADY definitivamente es una experiencia desilucionante. Llegas primero y te atienden al último. Llegas al último y te atienden primero. Pagas por un postre y te llevas otro. Luego resulta que te llevas un postre que no era el tuyo y el postre que era tuyo se lo lleva otra persona y esa otra persona resulta que nunca pago por el postre que era tuyo .…. pregunta: qué es esto?...que tratan de hacer con semejante experimento administrativo…parecería que dicho método o forma de expender tan exquisitas delicias ha salido de la mente esbirra de un aprendiz de VLADIMIRO…un pésimo aprendiz definitivamente.

Muy distinguidos lectores. Amantes de las dulzuras de Venus. Hermanos del postre. Queridas tías torteras (ojo solo por degustar el sabor de una torta). Distinguidos y apreciados vecinos de la zona. Singulares y advenedizos dulceros y pasteleros (ojo solo por degustar el sabor del pastel)…..resulta justo tener que afrontar semejante vorágine y barbarie administrativa para acceder a un apetecible Mouse de Chocolate y otras singularidades más?.....pues sencillamente creo que no.

Nuevamente estamos ante otro caso de falta de visión. VLADY o VLADIMIRO -como de ahora en adelante la conoceremos- aún no ha entendido cual es el negocio de la pastelería, repostería y las tortas en su local comercial. Repetimos, no es tener las arcas llenas. No es vender a raudales por aquí y por allá. El verdadero negocio debe de ser la satisfacción del cliente que entra a su local comercial atraído por la singularidad de su pastelería y repostería. Esto es, darle un agregado de valor al negocio desde antes de que el cliente pague. Darle orden a la atención. Preocuparse para que el cliente salga verdaderamente bien atendido y dejarlo convencido de que tiene un importante motivo para regresar…..y que dicho motivo no sea precisamente la dulzura de la repostería, sino algo más, algo que se llame: buena atención.

Obviar lo expuesto, implica de que muchos clientes ávidos por degustar lo variado y singular de su pastelería, tengan al frente un dulce amargo. En lo personal y en la respetable opinión de otros singulares, notables y renombrados postreros y pasteleros como yo, no se amerita realizar esfuerzo alguno en regresar. El gusto por la dulzura definitivamente…..no amerita el masoquismo.

Hasta la próxima….

escrito por: Valerio Causticus